Cristina Castelán Tliachi está desesperada porque su hijo Matías, de dos años, necesita una prótesis para su brazo izquierdo, amputado al nacer por una negligencia médica cometida en la Clínica San Antonio Cacalotepec, ubicada en San Andrés Cholula.

Cada noche, ella se pregunta: ¿Por qué no está tras las rejas José Silvano Macuil Cielo, dueño de la clínica y quien sigue ejerciendo como médico? ¿Quién hará justicia por este crimen?

También se cuestiona por qué la sociedad se indigna solo por lo que ve en redes sociales y por qué los medios de comunicación invisibilizan casos como el de Matías.

Por qué se priorizan otros, como la golpiza que dieron siete estudiantes a un joven en la Estrella de Puebla (violencia expuesta hasta en medios internacionales como El País). El caso de la perrita “Enedina”, que fue pateada y aventada desde un tercer piso en Huejotzingo, tuvo solución en tan solo una semana, cuando agentes ministeriales detuvieron al agresor en el Estado de México, mientras que Matías en dos años sigue sin obtener justicia.

Cristina se pregunta si vale más la vida de un animalito que la de su hijo o si el joven golpeado por universitarios merece mayor apoyo que Matías, quien no podrá llevar una vida normal por la ausencia de un brazo.

Conocí a Cristina en mayo de 2022, cuando denunció, ante los medios de comunicación, lo ocurrido a su hijo un año antes; solo cinco periodistas escuchamos su historia en San Andrés Cholula. Ese día nos mostró fotografías donde se ve el daño que causó una inadecuada toma de sangre en el brazo del recién nacido, lo que ocasionó la amputación. Las fotos eran tan terribles que por respeto a su dolor decidimos nos mostrarlas en su totalidad.

Posteriormente, la clínica fue clausurada y Cristina recibió la promesa del exgobernador, Luis Miguel Barbosa Huerta, de que Silvano Macuil Cielo (quien por cierto participó en las elecciones extraordinarias del 2019 como candidato del PRD a la gubernatura) pagaría su delito.

Un año más tarde, la Clínica San Antonio Cacalotepec sigue clausurada, pero de su dueño (quien también intentó ser candidato independiente a la presidencia municipal de San Andrés Cholula en 2021), pareciera que nadie sabe nada.

Tal vez, la Fiscalía del Estado de Puebla debería pedir colaboración a su homóloga de Tlaxcala y buscarlo en la Clínica de Salud de Tenancingo. Ahí trabajaba Silvano, al menos, hasta finales del 2022, de acuerdo con una declaración patrimonial presentada por el gobierno del vecino estado.

Quizá porque la región tlaxcalteca es triste y mundialmente famosa por ser “la cuna de la trata de mujeres”, Cristina Castelán no había insistido en denunciar. Pero ahora que mira a su pequeño hijo caminar sin un brazo, la fuerza y el valor regresan, y le sobran motivos para gritar por justicia para Matías. Por ello, a inicios de esta semana, salió nuevamente a visibilizar su denuncia a los medios de comunicación.

Lo cierto es que, nuevamente, el caso de Matías fue sepultado. Si los usuarios de redes sociales solo viralizan casos de brutalidad extrema, dice Cristina: “¿Es necesario grabar la violencia, exponer mi dolor y el momento en que a mi hijo le fue amputado su brazo izquierdo?”.

Mi pregunta: ¿Es necesario?

¡Insurrectas en pie de lucha! Si tocan a una respondemos todas.

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Por Mónica Franco

Periodismo de género, reportera y columnista. Soy sobreviviente, insurrecta e independiente. Amo la libertad y escribo historias de imperfectas como yo. Creo en las hijas del pueblo, en las que llegamos sin mediación de un hombre y que caminamos a la par de ellos.

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