Mientras afuera la indignación crecía y las llamas devoraban lo que quedaba de una vivienda de Tehuacán, bajo restos carbonizados el pequeño Fénix cuerpo temblaba. No gritaba, no huía. Solo esperaba.
Era Fénix, un perrito que permaneció fiel a su hogar, a pesar de que el mundo que conocía había colapsado. La casa donde vivía fue incendiada por un grupo de personas enardecidas, en medio de la polémica por la agresión a Misael, un comerciante local. Nadie lo vio salir. Nadie lo escuchó. Muchos pensaron que no había sobrevivido.
Pero los vecinos no se olvidaron del perrito. Sabían que seguía dentro. Por eso, la asociación TAC Una Protección al Entorno A.C. solicitó apoyo a la Fiscalía General del Estado para ingresar al lugar.
De acuerdo a la Asociación, en un primer informe Protección Civil había descartado signos de vida animal, la insistencia ciudadana cambió el rumbo.
Con el respaldo de la Fiscalía y la presencia de la Policía Municipal, el equipo de rescate entró a la propiedad.
Lo encontraron ahí: hoy, Fénix está a salvo. Recibe atención médica y cariño de parte del equipo de TAC, que asumió el compromiso de no solo curar su cuerpo, sino también ayudarlo a recuperar la confianza.
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