Redada de ICE en granjas de cannabis en California deja un trabajador fallecidoFoto: Especial

El pasado jueves 10 de julio, una operación masiva de agentes migratorios en una granja de cannabis en Camarillo, California, Estados Unidos, derivó en la detención de aproximadamente 200 personas y dejó un saldo fatal.

Durante la redada, un trabajador cayó desde un invernadero a más de nueve metros de altura, lo que le provocó heridas críticas, incluyendo una fractura de cuello. Fue trasladado de urgencia al hospital, pero este viernes el sindicato de trabajadores agrícolas confirmó su fallecimiento.

Los californianos conocen Camarillo por ser una ciudad de las afueras, al norte, a una hora de carretera desde Los Ángeles, zona de trabajo y residencial para miles de personas. Lo más célebre de la misma son unos enormes outlets, pero además es sede de la Universidad Estatal de California —por su cercanía a las Islas del Canal, lugar privilegiado de estudio del océano— y es lugar de plantación, al tener multitud de terrenos. De hecho, en Camarillo está ubicada una de las mayores granjas de cultivo de cannabis —legal en California— de todo el mundo, con casi 50 hectáreas, la llamada Glass House Farms, que tiene otra sede unos 50 kilómetros al norte, en la ciudad de Carpinteria, muy cerca de Santa Bárbara. Y precisamente en ambas granjas, en la mañana del jueves, los agentes de inmigración y fronteras, o ICE, realizaron duras redadas contra sus trabajadores. Con la detención de 200 personas, el jueves se convirtió en el día con mayor cantidad de arrestos realizado en una sola jornada en la historia de California.

El caos se hizo notar durante toda la jornada, así como el miedo. Camarillo fue el epicentro. Todo empezó sobre las diez de la mañana, y las cosas pronto se pusieron tensas. Para lograr detener a los inmigrantes, los agentes, distribuidos por los campos de plantación y en las carreteras de entrada a las instalaciones, lanzaron gases lacrimógenos de gran potencia que acabaron con 14 personas heridas, de las que cuatro fueron atendidas por ambulancias allí mismo y por lo menos cinco tuvieron que ser hospitalizadas.

El sindicato ha protestado por estas “redadas caóticas”, que describen como “violentas y crueles”, y que “aterrorizan a las comunidades de estadounidenses, interrumpen la cadena alimentaria, amenazan vidas y separan familias”: “Muchos trabajadores, incluidos ciudadanos estadounidenses, fueron retenidos por las autoridades federales en la granja durante ocho o más horas. Los trabajadores ciudadanos estadounidenses han explicado que solo fueron liberados tras ser obligados a borrar de sus teléfonos fotos y vídeos de la redada.”

El responsable de Fronteras y Aduanas nombrado por Donald Trump, Rodney Scott, afirmó en X que habían encontrado a 10 menores en las instalaciones, todos ellos inmigrantes irregulares, y ocho de ellos no acompañados. “Hay una investigación en marcha por explotación infantil. Esta es la California de (Gavin) Newsom”, afirmó con dureza. El gobernador del Estado contestó: “Niños corriendo para alejarse de los gases, llorando al teléfono porque se han llevado a sus madres de los campos. Trump me llama basura, pero él es la verdadera basura”.

El ICE pasó todo el día en las instalaciones. Sobre las dos de la tarde, los agentes, incluidos algunos miembros de la Guardia Nacional enviada por el presidente Donald Trump pese a la negativa del gobernador Newson, habían formado una barrera que impedía todo acceso. Cuando cayó la noche seguía habiendo trabajadores y miembros del ICE en la plantación, así como cientos de personas protestando. Algunos vecinos contaban que, aunque eran ciudadanos y mostraron sus documentos a los agentes, habían sido detenidos y llevados a instalaciones locales. Tras comprobar que su documentación era correcta, les permitieron salir. Algunos de los trabajadores no pudieron regresar a por sus coches y a sus hogares hasta pasadas las siete de la tarde.

Hubo hasta 500 personas manifestándose en la zona. Ciertos testigos contaron a las noticias locales que simplemente estaban por allí, conduciendo, cuando fueron detenidos. Muchos familiares de los trabajadores acudieron a las granjas para ver cuál era el destino de los suyos, e incluso algunos activistas trataron de paralizar los camiones de salida que, en Camarillo, se llevaban detenidos a los trabajadores. Fueron llegando por la mañana y a lo largo de todo el día, para saber si sus hijos, parejas o hermanos seguían allí o habían sido detenidos, porque muchos de ellos habían perdido sus teléfonos o les habían sido confiscados.

Una vecina de la zona llamada Darria Rosalez contaba en el noticiero KTLA que había acudido al campo a encontrar a su primo, trabajador. “Ya se lo han llevado”, afirmaba seria y enfadada. “Es muy triste. Estaba ahí detrás cuando han llegado. Ninguno estaba haciendo nada malo. Solo estaban trabajando en los campos”. Otra mujer, Dalia Perez, explicaba en el diario local de Ventura que se habían llevado a su madre, trabajadora de los campos, que lleva más de 30 años viviendo en la zona. Se sentía “enfadada, desesperada”: “No ha hecho nada, solo trabajar por nosotros y por una vida mejor”.

Las protestas fueron de tal magnitud que incluso algunos observadores fueron detenidos, como fue el caso de un profesor de Filosofía de CalState, la universidad. Una activista, a la vez estudiante del profesor, explicó a Los Angeles Times que fue arrestado cuando trataba de ayudar a un hombre en silla de ruedas al que los agentes habían empujado.

Vianey Lopez, supervisora del quinto distrito de Ventura, condado al que pertenece Camarillo, afirmó que era “una situación muy desafortunada”, y reconoció que en el lugar había “cientos de personas” y que les era imposible saber cuántas habían sido detenidas. “Es una situación en curso muy preocupante para la seguridad de quienes se manifiestan con rabia y decepción por lo que está ocurriendo con la gente trabajadora de nuestra comunidad”.

Desde el Departamento de Estado (DHS, por sus siglas en inglés), un portavoz afirmó que “las fuerzas del orden del DHS están ejecutando órdenes en una instalación de marihuana. Nuestros valientes agentes seguirán haciendo cumplir la ley”. El fiscal federal nombrado por Trump y asignado a Los Ángeles, Bill Essayli, escribía en X: “Los agentes federales están ejecutando una orden de registro en esta granja de marihuana”, junto a varias imágenes de los noticieros locales. “Los agentes ya han detenido a varias personas por obstaculizar esta operación y seguirán efectuando detenciones”. “No interfiera”, exigía. “Será arrestado y acusado de un delito federal”. Además, Essayli pedía información —con una recompensa de 50.000 dólares— acerca de un hombre que disparó una pistola durante las redadas en Camarillo.

Durante este viernes, las instalaciones de la granja han permanecido cerradas. En X, han colgado un escueto comunicado explicando que el ICE acudió a las mismas y que “cumplieron con todas las garantías de la investigación”, y que aportarán más novedades “en caso de que sean necesarias”.

Con información de EL PAÍS.

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