La Noche de Rábanos atrae a miles de visitantes nacionales y extranjeros, generando una derrama económica significativa para OaxacaFoto: Especial

¿Te imaginas una feria dedicada exclusivamente a los rábanos? En Oaxaca, cada 23 de diciembre, se celebra en el zócalo de la ciudad la tradicional Noche de Rábanos, un concurso anual que atrae a miles de visitantes por su originalidad y colorido.

Esta festividad consiste en la exhibición de impresionantes figuras talladas en rábanos, tubérculos que, aunque comunes en la cocina, aquí se convierten en verdaderas obras de arte. Las esculturas pueden tener distintos tamaños y abordar temas diversos: desde pasajes religiosos y leyendas míticas, hasta escenas cotidianas o representaciones sociales.

Para complementar estos montajes, los artesanos suelen utilizar totomoxtle, mejor conocido como hojas de maíz, que aportan textura, color y un toque especial a las composiciones. A pesar de su belleza, estas piezas son efímeras: los rábanos, una vez cortados, comienzan a marchitarse con rapidez, por lo que su vida útil se reduce a unas cuantas horas. Esa naturaleza pasajera es parte del encanto de la celebración.

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Historia

Se tiene registro de que este evento nació cuando los agricultores locales descubrieron que dar “formas” a los rábanos podía atraer la atención de los compradores en los mercados. La idea llamó tanto la atención que el alcalde de aquella época decidió convertirla en una actividad formal, estableciendo un concurso y ofreciendo premios para incentivar la creatividad. Con el paso del tiempo, la tradición creció hasta convertirse en una de las festividades más emblemáticas de Oaxaca.

Es importante señalar que los rábanos utilizados no son los mismos que consumimos habitualmente en ensaladas. Estos ejemplares alcanzan tamaños impresionantes: algunos llegan a medir más de 50 centímetros. Debido al tratamiento especial que reciben para lograr estas dimensiones, no son aptos para el consumo humano, pero sí ideales para tallar figuras de gran escala.

Tiempo

La creación de estos montajes es un proceso laborioso. Los participantes trabajan durante aproximadamente seis días, del 18 al 23 de diciembre, afinando cada detalle para presentar sus obras la noche del concurso. Sin embargo, al amanecer del día siguiente, las piezas se desmontan, ya que para esas horas los rábanos comienzan a descomponerse. Aun así, la experiencia compartida, la convivencia y el ambiente festivo son parte esencial de esta tradición, que involucra a personas de todas las edades. Incluso los niños participan, colaborando en el diseño, tallado y montaje de estas sorprendentes creaciones.

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Premios

Los premios varían según las categorías del concurso, las cuales incluyen la categoría tradicional —donde destacan escenas oaxaqueñas o religiosas—, la infantil y la libre. Un punto importante es que también se reconoce a los participantes novatos,
impulsando así la continuidad de esta tradición entre nuevas generaciones. En años recientes, los ganadores reciben montos en efectivo, además de reconocimiento público.

Cada año, la Noche de Rábanos atrae a miles de visitantes nacionales y extranjeros, generando una derrama económica significativa para la región y consolidándose como una de las celebraciones más esperadas del calendario oaxaqueño.

Así que ya lo sabes: si buscas vivir un día único, lleno de color, creatividad y tradición, Oaxaca te espera cada 23 de diciembre con una celebración que no olvidarás.

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