Explica Ruth Ortiz, madre de dos niños asesinados por su padre, que hay dos tipos de violencia vicaria: una en la que los maltratadores hacen todo el daño de golpe y otra en la que deciden que tienen toda la vida para maltratar a la madre a través de los menores. El documental “No estás loca” recoge esta cruda verdad.
La cineasta María Bestar, que también sufrió violencia vicaria, acaba de estrenar un largometraje en el que da voz a las víctimas, madres y también hijos e hijas, para que tanto quien desconoce esta terrible realidad como quien recela de ella puedan entenderla.
“Quería educar, por eso se llama ‘No estás loca. La verdad sobre la violencia vicaria’. Mucha gente no lo sabe, o cree que es sólo el asesinato de los niños, que es sólo la punta del iceberg, pero hay dos tipos, como cuenta Ruth, la que se ejerce en un momento y rápidamente, o la que se hace poco a poco y se perpetúa durante años, que también es una tortura”, indica Bestar en una entrevista con EFE.
Testimonios de víctimas de violencia vicaria
Algunas de las voces del documental son de mujeres cuyos hijos fueron asesinados por sus padres. Como Ruth Ortiz, madre de Ruth y José; Itziar Prats, madre de Martina y Nerea; o Laura Hernández, madre de Cristian.
Pero también hay testimonios de víctimas que llegaron a perder la custodia de sus hijos pese a denunciar el maltrato y narraciones de hijos e hijas que lo sufrieron.
Nombres conocidos, como los de Juana Rivas e Irune Costumero, otros anónimos. A muchas de ellas, pese a pedir ayuda, la justicia les dio la espalda.
Una de las víctimas dice en el documental: “Si me quieren quitar los ojos, que me los quiten, pero que dejen a mis hijos lejos de ese señor“. Una hija recuerda cómo varias veces intentó parar al agresor, “pero como era pequeña” no pudo; otra relata que aprendió a vivir sin hablar con su madre, por miedo al padre.
La complicidad de la violencia institucional
“En esa piel no se quiere ver nadie”, se afirma en el documental. “Y mientras sucede, abundan el silencio cómplice de los entornos y violencia institucional por parte de quien debe proteger, que en muchos casos continúa privilegiando el vínculo con el padre por encima del interés superior del menor”, señala Bestar.
“Esta violencia existe porque la alimenta un sistema. La violencia vicaria existe y se perpetúa gracias a la violencia institucional. Cuando una madre va a un juzgado y denuncia que la han amenazado con que no va a volver a ver a sus hijos, no solo no la creen sino que le aplican un síndrome de alienación parental que no existe y le quitan la custodia de sus hijos. ¿Qué está pasando con el sistema judicial que no escucha a las madres ni a los niños y que las culpa a ellas?”, denuncia.
Reconocidos actores aparecen en el documental declamando los derechos de la infancia. Todos varones porque, como recuerda, Bestar, esto nunca ha sido una guerra de hombres contra mujeres, sino de hombres y mujeres contra la violencia.
Luis Tosar, Eduard Fernández, Maxi Iglesias, Hovik Keuchkerian y Jordi Planas forman parte de la pieza.
“La vergüenza tiene que cambiar de bando”
A partir de más de doscientas horas de rodaje, las propias madres son las que cuentan cómo actúan los maltratadores, cuáles son los patrones de esta violencia. También intervienen juristas, periodistas y activistas.
“Hay mucha desazón, mucha tristeza, mucha impotencia y mucha rabia, pero al mismo tiempo hay esperanza. Este documental les ha dado un poco de luz, la sensación de que al menos van a ser escuchadas”, asevera la directora.
Al final de la pieza, ella misma aparece brevemente contando que fue víctima de violencia vicaria. “Yo ya no me quiero esconder más y la vergüenza tiene que cambiar de bando. Si ellas han sido valientes para contarlo, cómo no voy a serlo yo“, concluye.
Con información de EFE
